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Obra Gráfica
Ingresar al mundo de Doris es ingresar a un universo de mundos paralelos, donde nos sumerge en otra realidad, su propia realidad, donde ella se mueve y nos lleva de la mano, despacio, sin prisa, sabiendo que para degustar su obra se requiere despertar los sentidos, como cuando degustamos los buenos vinos.
No nos deja de admirar en todas y cada una de sus obras ese renovarse que nos trasmite sentimientos y sensaciones que nos envuelve y embelesa, nos arranca un suspiro y no en pocos casos nos enchina la piel causando un enamoramiento inmediato, sin darnos cuenta nos anclamos ante la obra que tenemos frente a nosotros.

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